LINAJE DEL MAESTRO







DANIEL CONFORTTI







Dr. Mikao Usui







Japón







Dr. Chujiro Hayashi







Japón







Sra. Hawayo Takata







Hawai







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U.S.A.







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U.S.A







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U.S.A







William Lee Rand







U.S.A.







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Argentina







Daniel Confortti







Argentina

















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DESCUBRI TUS EMOCIONES CON EL MASAJE

lunes, 8 de marzo de 2010

DESCUBRI TUS EMOCIONES CON EL MASAJE
La mayoría de las personas que acuden con regularidad a terapia de masaje saben del beneficio físico que representa el que el cuerpo esté acondicionado para nuestras diferentes tareas y responsabilidades. Sin embargo, el masaje también tiene efectos positivos sobre las emociones, que parecen aflorar como resultado del masaje.
Durante el masaje surge una comunicación mediante el tacto, que transciende el aspecto físico del masaje y pasa a ser una línea abierta de comunicación entre el masajista y el cliente. Las emociones afloran porque nuestro cuerpo está conectado directamente con la mente y con nuestro sistema de energía. Cada vez que nuestro cuerpo da rienda suelta a emociones marcamos grado más de progreso en nuestro crecimiento personal y espiritual, porque una vez confrontados con las emociones, éstas tocan una gama de sensaciones en nosotros, que pueden llevarnos desde la risa hasta las lágrimas, en una especie de catarsis. (Término que surge del antiguo teatro griego, para describir como uno de los propósitos del drama, tocar la fibra emotiva del ser humano para llevarlo desde la risa hasta el llanto por medio del teatro). Como el teatro griego, el masaje también libera emociones, cosa que puede suceder durante la sesión de masaje o a continuación de la sesión o en días subsiguientes.
Nuestro espíritu, que ha sido forjado por años de educación en el hogar y en el sistema educativo, se enfrenta a la evolución de nuestra personalidad, forma de manejar los sentimientos y situaciones, y manera de abordar las emociones de día en día. El tiempo que pasamos en la mesa de masaje nos da la oportunidad que la rutina suele robarnos, de sintonizar con nuestras emociones, de meditar sobre nuestro pasado, presente y futuro. Así, procesamos imágenes, sentimientos y las presiones de la vida cotidiana relacionadas con familia y con trabajo entre otros. El período de masaje nos da la oportunidad de conectar con nuestro yo interno. El masaje en el área del pecho, las caderas. El masaje libera emociones que callamos y ocultamos al mundo externo a menudo de manera inconsciente y hasta por espacio de años. Al igual que hacen los niños, quienes no tienen los recursos emocionales para manejas las emociones, las almacenamos como improcesables y allí permanecen hasta que algo o alguien las detone.
Aunque puede haber diversos enfoques en cuanto a cómo procesar esos sentimientos que yacían muy dentro de nosotros y que ahora llegan a la superficie transportados a través de los tejidos blandos del cuerpo, no hay una única manera de procesarlos. Cada persona los canalizará de manera distinta en momentos distintos.
El masajista no debe forzar la manifestación de las emociones durante el masaje ni después. Su papel es el de instrumento para que salgan los sentimientos y recuerdos a la superficie. En una situación en la que el cliente-paciente manifieste emociones profundas, el masajista no debe intervenir directamente. Su posición debe ser la de espectador, dejando al paciente evolucionar por sí solo para alcanzar el crecimiento espiritual que se puede lograr del análisis y aceptación de las emociones que afloran durante o como resultado de la terapia de masaje. Generalmente, el masajista limitará su participación activa a repetir lo que el cliente-paciente le comunica, siguiendo la línea de pensamiento del cliente, pero sin incluir opiniones personales. Se trata de ayudar al cliente-paciente a dar rienda suelta al proceso que le llevará a soltar el lastre emocional que le mantiene atado emocionalmente al pasado, por ejemplo.
Otro aspecto notable de la manera en que manejamos sentimientos y emociones es la cultura en la que crecimos. Nuestra cultura, latina y extrovertida no nos educa para manejar las emociones, si no más bien para expresarlas. El enfoque al procesar los sentimientos debe tener como propósito el mejoramiento y superación de situaciones y sentimientos, no el cambio radical. Se trata de aprender a aceptar la realidad y auto aceptarse, esto como resultado espiritual del proceso de masaje. El tiempo de meditación y fusión consigo mismo que tiene el cliente-paciente mientras disfruta de masaje le sirve para escudriñar áreas de sus recuerdos, que muchas veces han permanecido ocultas y olvidadas intencionalmente.
Romper con los esquemas en los que nos educamos y las expectativas de lo que debe ser nuestra imagen física, por ejemplo, nuestro tamaño de ropa y otras presiones que imponen la moda y las revistas. El proceso de aceptarnos tal y como somos física y emocionalmente es complicado y largo. Aceptar nuestras virtudes y defectos, trabajar con los recuerdos que puedan ponerse de manifiesto a continuación del masaje conlleva tiempo y dedicación personal, así como el deseo profundo de aceptarnos y superarnos como personas.
El aspecto físico de la liberación de emociones, sentimientos y recuerdos mediante la terapia de masaje surge del tejido objeto de la terapia. Durante el proceso de terapia de masaje los tejidos se limpian, mejora la función de nuestro organismo y la postura del cuerpo en general mejora nuestra postura y alineamiento.
La relación de confianza entre el terapista de masaje, y su compromiso con el cliente-paciente serán factores determinantes de la comunicación que exista entre ambos. Sin embargo, aun para aquellos que visitan por primera vez a un terapista de masaje, la experiencia suele ser enriquecedora. Esos momentos de solaz y calma dentro de la agitada rutina diaria proporcionan renovación y bienestar tanto físicos como espirituales.